domingo, 24 de abril de 2011

Brevedad

Por mucha alegría que sienta cuando la familia viene a visitarme, por mucho que me reconforte la charla con mi madre, sus consejos, sus cosas, siempre siento ese enorme y triste vacío que me ahoga la garganta cada vez que se van.

No estoy yo hecha para vivir lejos de mi familia, ni puedo, ni quiero. Y, si algo he sacado en claro en esta Semana Santa, es que la vida, que sólo es una, hay que vivirla cómo queramos y cómo nos haga feliz. Que no es que no sea feliz aquí, pero que quiero serlo al 100%.

Menos mal que se han terminado las procesiones and the others, que si hubiesen seguido no sé que hubiera sido de mi targeta de memoria, que más de 700 fotos para sacar 7 u 8 buenas...tiene delito. Ahora empieza la cuenta atrás, sólo dos meses para las ansiadisimas vacaciones de verano. He de reconocer, que estos días están siendo un pulmón de oxígeno, que hacía falta para cuerpo, mente y alma. Disfrutaré de los dos días libres que me quedan e intentaré no gastar mucho más dinero...que ni os lo cuento cómo ha bajado la cuenta...

Adoro a mi madre...(tenía que decirlo)

2 comentarios:

  1. Si al final la familia siempre se echa de menos, aun con todo.
    Solo dos meses, no son nada :)

    Y lo del dinero... ya somos dos! jaja

    Un besazo!

    ResponderEliminar
  2. Si te consuela, mis vacaciones son para la segunda quincena de septiembre...

    Y sin vacas de semana santa que me he quedao!

    Se echa un montón de menos a la familia... Yo los tengo a casi 700kms y cuando bajo es un alivio y luego tienes la sensación de estar perdiendo el tiempo en otra ciudad donde te limitas solo a ir a trabajar...

    Ánimo y a empezar con ganas la recta final hacia las vacaciones de verano!

    ResponderEliminar