domingo, 17 de abril de 2011

Procesionando


El sonido de los tambores y cornetas me trae recuerdos de otros tiempos. Tiempos en los que era muy pequeña, hace más de 20 años. Nunca he sido yo muy devota de estas cosas, de cofradías, Virgenes y cirios, pero he de reconocer que hay algo en todo este tipo de cosas que me fascina. Si, esa es la palabra justa, la Semana Santa, sin gustarme, me fascina. Me fascina ver como gran parte de la gente hace algo a la vez, me refiero a que hace lo mismo, sin necesidad de que sea la final del Mundial de fútbol o las Campanadas de fin de año. Creo que son las tres ocasiones en las que todos se ponen de acuerdo. Me fascinan las imagenes, el cómo alguien con sus manos puede tallar esos rostros y esos cuerpos con tanta precisión. Me fascina el silencio, el recogimiento de los devotos, el por qué de esa "penitencia" autoinflingida. E, inevitablemente, y, sin saber por qué, salgo a la calle cámara de fotos en mano y me pongo a fotografiar todo eso que nada tiene que ver conmigo y que por otra parte me tiene enganchada primavera tras primavera, sin sentir nada de lo que los devotos sienten, pero teniendo curiosidad por ello.


Incongruente pensamiento el mío...

2 comentarios:

  1. Gracias por plasmar lo que suelo sentir cada Semana Santa, yo no lo podría haber dicho mejor. Grande, Cris. :)

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  2. Llevo sin ver una procesión desde que me fui del colegio de monjas en el que estudié pero tras leer esto creo que me han entrado ganas. Lo haré.

    :)

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