martes, 23 de noviembre de 2010

Entrada de martes

Soy una persona familiar y tímida a partes iguales. Creo que hablo tanto con la gente por los propios nervios que se me generan al tener que relacionarme. Ese gran apego familiar que tengo ha hecho que sufra muchas veces. La familia no siempre está cerca y menos ahora que vivo a 400 km de distancia de todos ellos. De todos modos, siempre he dicho que no sólo es familia aquella que te corre por las venas. Hay veces, que muchos amigos tuyos son más familia que tu propia familia de sangre. La semana pasada me sentí realmente sola. Es una sensación muy rara, sobre todo, porque estoy rodeada de gente, pareja y familia de mi pareja, amigos/as, compañeros de curro...pero me he sentido sola. Se me vinieron encima de golpe y de repente los últimos 4 años de mi vida, como ha cambiado todo y lo rápido que lo ha hecho. Pensé en esa familia capaz de hacerte sonreir en los peores momentos, en esa otra familia que sólo llama cuando hay problemas y de los gordos y en esa parte de mi familia que ya no está. Me dí cuenta de que las pérdidas no se superan cuando nosotros queremos, en realidad, creo que no se superan, simplemente aprendes a vivir con esas pérdidas, pero cuando algo sale mal, es cuando el vacío te viene encima y cuando te das cuenta lo que echas de menos a tu gente. También me dí cuenta de que no siempre tu familia reacciona como tu piensas que tiene que reaccionar o que los tuyos, a pesar de quererte y estar siempre a tu lado, hay días que fallan, días que justo suele ser aquellos en los que tú necesitas que no fallen. Entonces comprendí que nuevas alternativas familiares se abren, a pesar de estar en modo reticente a que ello suceda. Reticente no por nada sino por miedo a que me hagan daño...si,si, así soy yo, siempre guardandome de no sufrir, pero sufriendo más de lo debido. Me dí cuenta de que hay gente que no conozco todavía del todo, pero que me apetece mogollón conocer al 99%, ya se sabe que no se conoce nunca a nadie al 100%, y también hay gente que para mi solo es cibernética, es decir, que sólo existe virtualmente, pero a la que sigo por las diferentes redes sociales, que me encantaría conocer in person y eso me anima. Pero automáticamente empiezo a pensar si el sentimiento es o no recíproco y entonces me desanimo con la misma facilidad.

La verdad es que la semana pasada me dió para pensar y llorar a partes iguales, cual gilipollas, porque nunca lloro y luego lo lloro todo de golpe. Hasta me llegué a plantear si era buena idea o no haber retomado el blog...en fin...paranoias varias.

A ver como acaba esta semana en la que viajo a Madrid, a mi casa, de la que, en la mayoría de los casos, me vengo peor de lo que me fuí precisamente por eso, por venirme.

2 comentarios:

  1. "siempre guardandome de no sufrir, pero sufriendo más de lo debido"
    Me quedo con esa frase, con la que me identifico al 100%.
    No hay nada peor que sentirse sola rodeada de gente. Tener a quien acudir pero esperar a que ellos vengan a tí, y que no sepan captar tu necesidad.
    No hay persona en el mundo que pueda conocerte mejor que tú misma. He ido aprendiendo que lo importante es saber estar con uno mismo, saber contar con uno mismo, saber desahogarse con uno mismo y ofrecerse soluciones.
    Necesitamos relacionarnos, obvio, somos humanos, y sin contacto entre nosotros, no seríamos nada.
    Pero no te agobies en esos momentos, cambia la visión de soledad, es algo positivo, tomatelo como un reencuentro contigo misma, y seguro que pueden salir muchas cosas positivas de ese reencuentro.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. Opino prácticamente igual que Dahlia.
    A veces, nos sentimos solos a pesar de tener una pareja que nos quiere y una familia y unos amigos incondicionales, pero de quien realmente debemos depender es de nosotros mismos. Que no sepan interpretar nuestra necesidad no quiere decir que nos quieran menos ni que se preocupen menos por nosotros (que no digo que sea eso lo que pienses, pero hay gente que sí), lo importante es que contamos con todo su apoyo siempre y, aunque no estén con nosotros físicamente, eso es lo que debe ayudarnos a afrontar los problemas. Cuando me pasa a mi, lo tomo como un reto. También, pienso en otras personas que hayan tenido que superar cosas peores para motivarme y decir: si pueden ellos, tengo que poder yo.

    Por otro lado, aunque tiene cosas buenas y malas, a veces hay gente que nos ve como personas fuertes y que podemos con todo, por esto, creen que no necesitamos nada y no se acercan y, aunque se equivoquen en cuanto a nuestras necesidades, también es de valorar que esa es una buena visión de nosotros porque su ausencia, nos transmite, aunque no nos paremos a pensarlo en ese momento porque nos sentimos mal, que confían en nosotros y en la capacidad que tenemos para resolverlo todo y esa confianza es también la que nos falta y nos la dan también con su ausencia.

    No sé si me he explicado, y a lo mejor son paranoias, pero es lo que pienso yo cuando me veo sola ante el peligro, jejeje!

    Desde aquí (actualmente Valencia) todo mi apoyo. Un beset!

    ResponderEliminar