martes, 2 de marzo de 2010

Ateo gracias a Dios.

Ya lo decía Santiago Carrillo: "Soy ateo gracias a Dios", y yo, ferviente seguidora del citado,he hecho mía la frase. No me gusta creer en algo que me imponen y más si ese algo viene impuesto de una institución que discrimina de manera tan explicita y descarada como la Iglesia Católica. Creo en pocas cosas. Quizás sea porque de un tiempo a esta parte he creido a pies juntillas en algunas cosas y resulta que esas cosas se han vuelto rana.

Siempre he sido una persona confiada. He tenido vista suficiente como para que no me "engañaran", pero lo cierto es que siempre hay alguien que consigue hacerlo. Es lo malo. Si pierdo la confianza en alguein, se acabó, que diría María Jimenez. No puedo entender que alguien traicione la confianza del que dice que es su amigo/a, pero como con las meigas, haberlos, hailos. Yo la verdad es que muy gore tiene que ser mi amigo o lo que éste haga,como para traicionar su confianza, de hecho, es que nunca he traicionado a un amigo. al contrario, si alguien me ha traicionado, he puesto la otra mejilla y he intentado acercarme a esa persona, pero claro, cuando esa persona,desde su orgullo se cree el ombligo del universo y que todo el mundo ha de girar en torno a él, pues como que no, que mejillas tengo yo muchas para poner, pero de gilipollas tengo lo que de monja.

En cualquier caso, hoy por hoy, estoy en paz con mis "creencias". De los mortales, ni me sobra ni me falta nadie.

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